domingo, 23 de diciembre de 2012

MI BELÉN "ESCANDINAVO"




Lo de poner el Belén es todo un ritual.

Desde pequeña lo ponía en casa con mi padre y montábamos un "cisco" considerable en el salón. Mi madre se enfadaba porque todo acababa lleno de hojarasca, musgo, harina... Ahora la entiendo.

El belén de casa de mis padres era muy grande. Ocupaba un mueble entero y poníamos musgo de verdad (ahora está prohibido ir a cogerlo), cielo, río, subíamos el castillo de Herodes respecto del resto del belén camuflado en cajas de zapatos y una vez quemamos el mueble con una bombilla roja que era la lumbre de los pastores.

Desde que vivo en mi casa y aunque mucho más pequeñito, mantengo la tradición de ponerlo. Mi madre me regaló cuando me independicé un bonito misterio que he ido poniendo cada año. Los años anteriores lo encajaba en el hueco de un mueble cuyos laterales forraba con papel de cielo. Sin embargo, "reinventarse ó morir" me he dicho este año, y lo he cambiado de ubicación poniéndolo en el recibidor como veréis a continuación en las fotos.

El ritual de ponerlo, eso sí, no cambia. Bajar las cajas con los cachibaches, pincharme con la carrasca del musgo, con las castañas, que se desperdiguen por el suelo los restos de harina (simulación de nieve) del año anterior...

No es que crea que hay belenes típicos de cada país pero el ambiente en el que lo he puesto este año es de unos blancos muy escandinavos y por eso he titulado así el post.

Las fotos no están de frente porque el pasillo de mi casa hace "L". Por eso las veréis un poco raras.

Como veis, está encima de un zapatero de Ikea que tengo a la entrada y sobre el cual está el espejo que acabo de restaurar (primicia, aún no había hecho ningún post sobre éste mi último trabajo de restauración, -dos en uno-). A la derecha unas varillas de bambú que me traje hace años del pueblo, que me encantan y no se han estropeado nada con el tiempo.

He quitado un cuadro que tenía a la derecha de todo ésto y he aprovechado las puntas para poner unos ramilletes que me sobraban.

De hecho me han sobrado muchas cosas. Tendemos a acumular en las cajas de los adornos de Navidad muchas cosas. ¡Por favor! ¡No hace falta ponerlo todo y abigarrarlo!. Tengo, supongo que como todos, otros adornos que vas comprando otros años porque has picado en alguna tienda, que si velas rojas, que si bolas de colores, que si cintas doradas...Por primera vez he innovado un poco y me encanta el resultado.









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