miércoles, 19 de febrero de 2014

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Me pone muy nerviosa estar en casa con el calzado de la calle. Lo primero que hago nada más entrar por la puerta es quitarme los zapatos y ponerme las zapatillas de estar por casa.

Es una costumbre que admiro de los países escandinavos. 

Hace años, cuando estuve en Noruega, no estaba yo tan puesta en diseño y decoración nórdica (no es que ahora sea una experta, modestia aparte, pero leo bastante del tema) y una de las cosas que más me llamó la atención fue ver cómo dejaban los zapatos ó botas en la puerta de las casas. No hablo ya del recibidor que hay en el interior de la casa una vez traspasas la puerta de entrada, sino de fuera de la puerta, en los porches ó en los rellanos comunes de las escaleras de los edificios.

Me llamó la atención porque es una práctica que a mi siempre me ha parecido totalmente coherente. La suela del calzado con el que se viene de la calle siempre está sucia. No voy a ponerme escatológica hablando de todo lo que pisamos por ahí porque es obvio. A mi me da mucho asquito pensar que con la misma suela estoy pisando por ejemplo alrededor de mi cama donde me descalzo cada noche y no digamos ya, si en la casa hay niños pequeños que están todo el día rebozados por el suelo.

Además de eso, si la casa tiene suelo de tarima ó parquet, es mucho más fácil de estropear con calzado de fuera, y estos suelos hay que cuidarlos mucho.

Me llamó la atención también, dicho sea de paso, el hecho de que dejasen el calzado "fuera de" la puerta de su casa y nadie se lo robase. Muestra de que son sumamente cívicos. O eso parece, y de eso tienen fama. Yo de momento, sigo dejando mis zapatitos en el recibidor pero "dentro de" casa, porque si los dejo al lado del ascensor puedo amanecer sin ellos...

Y además de todo, ésto es tan usual en aquéllos países que es de mala educación entrar en una vivienda a la que vas de visita sin antes quitarte los zapatos. En España sin embargo, el que recibe en casa es el maleducado si le dice al visitante que por favor lo haga. Se sigue viendo como una grosería.

Nunca he pretendido a pesar de todo lo que estoy contando, que mis amigos se quiten los zapatos cuando vengan a casa, no se vayan a pensar ahora amigos y conocidos que leen el blog... Aparte de que pienso que el deterioro y suciedad en los suelos de la casa sólo se producen si estás todo el día andando por ella sin descalzarte y nada le va a suponer al suelo una mera visita. El otro motivo por el que yo me descalzo nada más cruzar la puerta es, como he dicho al principio, por comodidad.

Y como a mi me encantaría poder estar en zapatillas de andar por casa cuando voy a otra casa, me ha encantado este producto visto en Ale-Hop para recibir a las visitas. Estoy absolutamente encaprichada con ello pero como no me convencen los colores disponibles, estoy pensando en marcarme un DIY con un poco de fieltro.

Ahí lo dejo

















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